LA VOCACIÓN NO LO ES TODO

La vocación no lo es todo, cuando se trata de dar un sentido profesional a la actividad de cada persona. He oído, en multitud de ocasiones, cómo se defiende una posición profesional de alguien, indicando que “tenía una vocación innata”. Pero la vocación no lo es todo, vuelvo a repetir. Parece que le quitáramos importancia al esfuerzo realizado para conseguir una formación, un puesto de trabajo, etc., solo porque la persona que lo ha conseguido, “apuntara maneras desde pequeñito”, es decir, tuviera eso que conocemos como vocación.

LA VOCACIÓN NO ES NADA SI NO HAY ESTUDIO, DISCIPLINA, ESFUERZO

Hay muchas profesiones que precisan de cierta vocación, de esa que a mí me gusta decir, vocación de servicio, en otros casos, de entrega a los demás, hay vocaciones docentes, hay vocaciones muy humanitarias, hay vocaciones que salvan vidas, etc. etc. Pero no olvidemos que todos esos profesionales que se dedican a estas profesiones vocacionales, tienen que estudiar mucho, después ser excelentes en la ejecución de su trabajo y así, con el tiempo, ganan una reputación.

Yo me reconozco en la vocación de servir a los demás. Desde muy pequeño me visualizaba arreglando, con papeles, los problemas de los demás. Lo decidí con apenas doce años y se lo conté a mi padre. Eran otros tiempos, lo reconozco. Apenas con catorce años ya andaba visitando alguna academia de mecanografía, para ver si se me pegaba algo. Mi acceso a “Banca y Bolsa”, fue sin duda lo más importante que había conseguido hasta ese momento, tenía catorce años e iba a cumplir los quince. Mis primeros contactos con la Contabilidad, el Derecho y la Economía, en aquellos años, me hacía pensar que yo había nacido para eso y así seguí estudiando, con esfuerzo, echando muchas horas de estudio y trabajando a la vez, para perfeccionar el conocimiento, con experiencia.

Reconozco que la vocación no lo es todo, pero ayuda mucho, porque el esfuerzo, que es mucho, se hace de muy buen agrado. Ayuda porque uno tiene claro a dónde quiere llegar y eso es tener caminos claros. Lo veo en algún caso de abogados, sin ningún antecedente en la familia, de esa profesión. Pero ellos se han considerado vocacionales y han hecho un gran esfuerzo y hoy por hoy son prestigiosos, muy reconocidos en su entorno. Trabajo a menudo con D. Daniel Buitrago, para mí un ejemplo claro de esto que comento.

¿RECONOCES TU VOCACIÓN?

¿Cómo reconocer tu vocación? Hazte algunas preguntas:
– ¿En mi trabajo hay una parte que entrego de forma desinteresada?
– ¿Si hay que hacer algo especial no dudo en dedicar el tiempo necesario?
– ¿En ocasiones no soy consciente del tiempo de trabajo?
– ¿Siento que estoy siendo útil a las personas con mi trabajo diario y me gusta?

Si has respondido sí, es que, sin duda, tienes una dedicación vocacional.

Servir a los demás, en una u otra área, es una de las tareas que puede venir ayudada por una vocación profesional. No me meto en el “jardín” de las vocaciones espirituales, pero también les diré que, en ese terreno, la vocación no lo es todo, requiere también del esfuerzo diario.

Nuestra organización está formada por profesionales con décadas de experiencia en la gestión de los Recursos Humanos.

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La vocación no lo es todo