Esto debería estar escrito en las mesas de los Directivos. No hay nada peor para una empresa que poner al frente de un equipo de trabajo a personas poco preparadas, esto tiene un coste muy alto. Aunque parezca mentira, hay empresas que lo hacen y, lo hacen, por múltiples razones, familiares, de amistad, de compromiso económico, etc. Esto al final es la “crónica de una muerte anunciada”. Sin embargo, este paso es una temeridad. Aun recuerdo una de mis primeras experiencias como Director General en una empresa internacional. La vida me había conducido allí en un difícil “coctel” formado por conocimiento del sector, formación, experiencia y callejón sin salida. No fue fácil, porque yo mismo sentía la necesidad imperiosa de mejorar para poder hacer frente a todas las contingencias que se presentaban. Desde mi conocimiento de hoy reconozco que no era la mejor de las opciones, hubiera sido mucho mejor realizar un proceso de selección y traer a un Director experimentado.

Al tiempo fui la mejor de las opciones para Dirigir otras empresa y me sentí, al contrario de aquella primera ocasión, en plenas facultades directivas. Conocimiento y experiencia asentados, aunque no conocía el sector, nada me generaba ningún temor. estuve dispuesto a tomar decisiones desde el primer momento.

El Directivo ha de tener, obligatoriamente, conocimiento de aquello que va a tratar en su área, un conocimiento demostrable a diario. Porque su equipo le seguirá si encuentra, en el que les guía, los argumentos lógicos y necesarios para emprender proyectos o, simplemente, el trabajo de cada día. Incidencias va a tener todos los días y éstas no se resuelven con “intuición”, se resuelven con conocimiento, indudablemente.

Por esto, es necesario que el Directivo esté y se considere y formación continua. Siempre hay un conocimiento que superar, que mejorar, que repasar. En muchas entrevistas, suelo preguntar al candidato a un puesto Directivo cuándo fue su última formación, porque esto nos indica mucho de su inquietud y ambición.

Por otro lado, la experiencia también ha de ser una herramienta básica para un Directivo. Pero no sólo experiencia en la materia, sino también experiencia en la gestión de las personas, en cómo tratarlas para generar confianza, afinidad, complicidad, etc. con el fin de poder dirigirlas en el día a día. Porque cuando estás en un puesto Directivo tienes que tratar a las personas, es imprescindible, además en la mayor parte de los casos hay que gestionarlas. Esto no es una formación que te llega del cielo, es una formación que se adquiere. Tenemos, en el mercado, múltiples cursos, hay mucha bibliografía que trata este tema. Te invito a que te generes un calendario de cursos y lecturas, para que siempre ocupe una parte de tu tiempo.

Autoevalúate como Directivo, abre una ficha y valora tus funciones principales en conocimiento y experiencia. Sé sincero. Busca medios que te ayuden a mejorar en aquellos puntos en los que necesites corregir. La ayuda externa te será muy útil siempre.

Suelo aconsejar a los Directivos que se sometan periódicamente, cada dos o tres años, a una revisión de sus competencias y capacidades, en algún gabinete de psicólogos. Esto se puede hacer con una batería de pruebas psicotécnicas y alguna entrevista en profundidad. Conocerse a sí mismo es el primer paso para mejorar.

Nunca dejes a la suerte el futuro de tu industria o de tu equipo.